Él se pasaba el día y la noche cuidándola desde la nube negra. El monstruo de ojos oscuros como la noche se mantenía atento a cada una de las acciones que realizaba la muchacha veinteañera. Se había enamorado de ella cuando, por accidente, cayó en el mundo humano y logró divisarla a través de un cristal. Desde ese momento, cambió por completo y se convirtió en una especie monstruosa mucho más humilde. Ahora era tranquilo y sonreía la mayor parte del tiempo. Ya no hacía su trabajo: tirar brujerías a los seres vivientes que pisaban la tierra. Era un ser vestido de maligno, pero muy diferente a sus pares. Ninguna de las tareas negativas que se le encomendaban las cumplía y, lo mejor de esa situación era que nadie se daba cuenta porque no había un control sobre lo que debían o no hacer los monstruos y demonios de las nubes llamadas Liandias.
Un día como cualquier otro, el monstruo decidió comenzar a utilizar sus poderes de manera opuesta a como estaba acostumbrado para facilitarle la vida a su enamorada. Cuando esta pedía tener un buen empleo o tener buena salud para su familia, el monstruo estaba ahí, entregándole toda la ayuda posible con sus poderes. Al principio creía que sería muy difícil porque alguien podía darse cuenta de lo que estaba haciendo. Sin embargo, permaneció igual durante un año completo y nunca nadie le dijo una sola palabra al respecto.
De pronto, cuando hizo aparecer una caja con dinero en el cuarto de la chica, un demonio de la nube de al lado se quedó observándolo con atención. Lo que llamó su atención fue la sonrisa que permanecía en su rostro porque nunca había visto a nadie de Liandias reír ni hacer algo como eso con su rostro. Este se acercó hasta el monstruo e inclinó su rostro hacia su dirección.
− ¿Qué se supone que estás haciendo? −le preguntó su compañero.
El monstruo no supo cómo responder. No se había dado cuenta que lo estaban observando, así que solo se quedó quieto y en silencio hasta que el demonio le habló para llamar su atención. En ese momento, se puso de pie y sin darle mayor importancia al asunto, elevó sus patas peludas en señal y murmulló un “lo de siempre” para luego volver a sentarse al otro lado de la nube.
El demonio no le creyó, así que dio media vuelta y llamó a todos los integrantes de la nube Liandias para dar a conocer lo que acababa de descubrir. Cuando el monstruo se dio cuenta de lo que pasaría, se asustó tanto que decidió escapar. No pasó ni un segundo cuando vio que todos se acercaban a él con sus espadas mágicas, dispuestos a asesinarlo por haber cometido el error de ayudar a un humano. Sin embargo, el monstruo fue más ágil y logró escapar entre los cerros de cristales de hielo.
Me encanta! Qué manera de redactar, tan detallada y fácil de entender!
ResponderBorrar¡Muchas gracias, Sophie! Me alegro que te haya encantado. <3
Borrar¡Saludos! xoxo
Ayyy me gusta tu estilo. Escribes super bien*-* ¡Espero leer más cosas así!
ResponderBorrar¡Besitos!
XX ASH XX
¡Gracias! Me da mucha alegría que te guste. ¡Seguiré trabajando para que puedas pasar a leer más! ¡Cuídate mucho! xoxo.
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