jueves, 18 de octubre de 2018

Cerró los ojos y...


Pacientes de todas las edades caminaban por el patio del manicomio. Tenían pasos débiles, pero no dejaban de caminar. Gritaban, lloraban, reían a carcajadas y luego golpeaban lo primero que encontraban. Siempre iba un cuidador tras ellos para procurar que nadie se hiciera daño; ni a ellos mismos ni a otros. A un costado del patio se encontraba Feith sentado con las piernas cruzadas sobre el césped del patio mientras contemplaba su alrededor. Estaba usando un conjunto blanco con camisa, pantalones y zapatos muy característico del lugar. 

Su mente estaba en blanco hasta que recordó que su labor del día era conocer el motivo por el cual había llegado a tal lugar y quién había sido tan malo como para dejarlo allí. Durante los últimos cinco o más años solo la había escuchado de ella, Julia, su enfermera, quien se mantenía hablándole más de doce horas seguidas. Los únicos momentos en los que él descansaba de la fastidiosa voz de su cuidadora era durante el desayuno, a la hora de almorzar, en la cenar y mientras dormía. 

Él jamás le hablaba y esta tampoco iba a ser la excepción. Sin embargo, ella no se rendía y se mantenía contándole cuentos, adivinanzas y chistes como parte de la terapia que habían decidido aplicarle dos meses atrás. Feith la miraba por el rabillo del ojo sin ponerle atención a lo que le contaba. Él ya no hablaba y, aunque quisiera, las palabras que saldrían de su boca solo causarían daño. Él no estaba consciente de eso, no tenía idea de que sus palabras pudieran herir a otros, sin embargo, ahí estaba, imposibilitado a hablar. 

De repente, cerró los ojos y los abrió un minuto después, se percató de lo que estaba sucediendo en el recinto. Estaba solo. Nadie más vagaba por el patio. Tampoco estaba Julia. Y el pasto que era verde, repentinamente dejó de tener ese color y se convirtió en uno muy amarillento, como si estuviera quemado. 

Su respiración comenzó a agitarse. No tuvo otra opción que ponerse de pie y caminar hasta el edificio. Quizás mantuvo sus ojos cerrados mucho tiempo y su mente falló otra vez dándole a entender que solo había sido un minuto. Cuando llegó al recinto, comenzó a abrir las puertas que daban al comedor, a los baños, a las oficinas y a las salas de terapias, pero nada. Ningún ruido ni ninguna persona deambulaba por los pasillos. Todo estaba vacío, silencioso, y muy escalofriante para él. 

Las pulsaciones de Feith comenzaron a acelerarse, sus manos a arder y, de pronto, una luz muy intensa atacó sus ojos y le impidió ver qué había a su alrededor. Sentía que se desmayaría y caería a un gran precipicio, pero eso no sucedió. Su caída solo llegó hasta el frío suelo de la clínica y se dobló la muñeca cuando intentó amortiguar la caída. Comenzó a gritar tan fuerte que se odió a si mismo. Llevó ambas manos a la cabeza para tirar de su cabello, mostrando su ira y desesperación. Lloró, lloró y lloró. Y luego su cuerpo inició una convulsión que no se detuvo hasta el minuto después, nadie estaba ahí para que durase menos.

Se acabó la intensa luz y entonces pudo divisar a una persona subirse a una silla y acomodar una cuerda en su cuello. Feith, muy asustado se trató de poner de pie y correr hasta ese ser d que desconocido que intentaba quitarse la vida. Al momento de llegar hasta él, observó su rostro y se percató que era él mismo. Se vio a si mismo saltar de la silla y quedó amarrado desde la soga que lo asfixiaba lentamente. Escuchó un grito agudo a lo lejos y sintió los pasos de muchas personas correr hacia su dirección.

En la mañana siguiente, amaneció amarrado a una camilla, rodeado de paredes blancas y doctores hablando a un costado. Discutían un posible tratamiento para curar la enfermedad desconocida del paciente Feith Swan, quien llevaba en la clínica doce años. Ningún especialista pudo detectar cuál era el real problema del joven, sin embargo, decidieron mantenerlo en ese lugar porque creyeron que sus tratamientos lo mejorarían de alguna u otra manera.

6 comentarios:

  1. Mele! Me encanta este challenge! No me esperaba para nada que el que se casi acaba con su vida fuera Feith, parece un personaje súper complejo. Estos temas de salud mental y suicidios siempre me dejan muy mal cuerpo, pero es necesario hablar de ellos.

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    1. ¡Sophie! Me alegra que te encante este challenge (lo motivan a una a pensar más allá de la realidad). Y sí, de hecho, es primera vez que me cuesta tanto crear un personaje porque el tema en sí es complejo.

      ¡Gracias por comentar! Te mando un abrazo. :)

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  2. Me ha gustado mucho, Mele, el relato tiene muy buena pinta. Ojalá lo extiendas un poco más y lo presentes a algún sitio, porque la verdad es que está muy bien =)

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    1. Me alegra que te haya gustado. <3
      Tiene manera de ser extendido, así que si me animo a escribir más de esta historia, la publicaré también.

      ¡Gracias por comentar! Te mando un abrazo. :)

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  3. Mele me encantó!! Quiero leer más, aunque es un tema fuerte es parte de nuestra realidad, saludos!!!

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    1. ¡Muchísimas gracias!
      Es una realidad muy latente hoy en día, por lo mismo me costó mucho escribirlo.

      ¡Gracias por comentar! ¡Un abrazo! :)

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