El felino parecía estar embobado con la gatita que vivía en la casa de enfrente. Él la miraba con tranquilidad cada día y a cada hora. A medida que pasaban los días, Tomás, el gato, lograba llamar poco a poco su atención.
Un par de semanas después, se conocieron formalmente. Aquel fue el momento en el que ambos cruzaron la mirada y se perdieron entre los pensamientos del otro. Flechazo de amor, lo llaman.
Un día, cuando ninguno de sus amos estaba en casa, Tomás, el gato, y Mariana, la gatita, decidieron bajar al patio. Ambos caminaron hasta la calle, justo en medio, para realizar el saludo felino. La nariz de ambos se rozó levemente y entonces comenzaron a olfatearse. Sentían cómo producían la conexión más hermosa que habrían vivido nunca. Sus cuerpos se estremecían al tacto, parecían dos gatillos enamorados.
Tomás escuchó la voz de su amo llamarle desde muy lejos pues acababa de llegar del trabajo, pero estaba tan feliz de aquel momento que nada le importó más que Mariana. Los siguientes cuatro meses siguieron viéndose. A la misma hora. En el mismo lugar. Se terminaron enamorando perdidamente, o eso pensó Tomás.
–Escapémonos juntos –le dijo Tomás con un maullido. Mariana no le dio una respuesta hasta luego de cinco días. El domingo, justo a la hora de comer, Mariana llegó maullando a la reja de Tomás. Este último sabía que, independiente de lo que estuviera haciendo, debía correr hasta ella si escuchaba su maullido. Estaba completamente embobado por ella así que haría lo que fuese posible.
–Sí, vayámonos juntos. Escapémonos ahora mismo.
Aquellas fueron las palabras que hicieron que todo cambiara. Por más que Tomás le preguntase a Mariana qué había pasado y por qué había llegado tan deprimida a su reja, ella no respondía y mostraba señales de querer pensar en una respuesta.
Los felinos se pusieron de acuerdo para escapar de la casa de sus amos. Sabían que sería peligroso si se iban juntos, pero también lo sería si se iban por separado. Sin embargo, decidieron llevar a cabo la primera opción. Primero se iría Tomás al otro lado de la ciudad de Londres y luego, un par de días después, ella lo seguiría. Lo que nunca supo Tomás era que ella no estaba cien por ciento segura sobre lo que debía hacer. El haber aceptado escaparse con él había sido un arranque mental que solo le habría durado un par de días, justo hasta que Tomás emprendió su solitario viaje.
Mariana, el día que debía escaparse para ir donde Tomás, se quedó pensando muchos minutos en qué debería hacer. Tenía miedo y quería llorar. Quería desahogarse.
Cuando comenzó a caminar, llegó hasta un punto en el cual debía elegir el camino hasta Tomás o uno muy alejado de él. Lo amaba, pero no lo suficiente como para irse con él y acompañarlo hasta que la vida se acabase para ambos. Mariana tuvo un arranque mental, un arrebato, mejor dicho, y se fue en otra dirección. Viajaría hasta otra ciudad si fuera posible. Huiría del amor desmedido que le entregaba Tomás. Se iría para siempre y sin decirle nada hasta tener una respuesta coherente a sus interminables preguntas de: ¿qué pasó? Te estuve esperando, ¿por qué no llegaste? Volví hasta nuestras casas, tu amo seguía llorando, ¿por qué te fuiste y no me buscaste? ¿Acaso te perdiste? ¿Acaso conociste a alguien más?
Y no.
No. Mariana no estaba lista para responder a todo su interrogatorio.
Ella hizo una nueva vida y cuando Tomás se enteró del paradero de Mariana, se fue hasta allá.
Ambos volvieron a reencontrarse. Él seguía amándola y ella, en cambio, sentía una gran compasión por el felino. Durmieron juntos esa noche y la siguiente. Él no preguntó nada hasta el tercer día. Día en el cual él se arrepintió terriblemente por haber preguntado tantas cosas puesto que ella terminpo sincerándose. Le pidió que se marchase para siempre porque no lo amaba. Nunca lo amaría tanto como para vivir una vida con él. Entonces se fue, destrosado y desilusionado, pero todabía muy enamorado.
¡Hola! Se me hizo un nudo ¡pobre gatito! Que poco valor de Mariana, de estar en ese tira y afloje dándole esperanzas y sin estar dispuesta a nada, cruel gatita ¬¬ Me gustó muchísimo, voy a buscar el libro.
ResponderBorrar¡Un abrazo!
¡Hola, hola, Roxana! ¿Cómo has estado? Espero que muy bien. <3
BorrarMe alegra que te haya gustado muchísimo, a pesar de lo cruel que fue Mariana(?). Igual cambié algunas cosas del libro, pero seguro ese te gustará mucho más. La manera en la que está redactado te hace ponerte en cada una de las partes.
¡Un abrazo para ti igual! <3