¿Y si no corresponde?

Sentarme a pensar en cómo afrontar la realidad no es mi prioridad en estos momentos. Me miro tranquila por fuera, pero no me sorprendería que en algún momento empezase a sentir esa preocupación que suelo tener cada vez que un problema aparece. Se suele sentir como un apretón incómodo en la parte alta del estómago.

Entonces pienso en él. No sé qué siento ni tampoco qué es lo que quiero, pero en estos momentos estoy sonriendo, con miedo, pero sonriendo al fin y al cabo. 

Cada vez que me habla sonrío frente a la pantalla y unas ganas atontadas de verlo aparecen. Quizás los que me rodean pensarán que estoy loca y mentiría si dijera que no me preocupa en lo absoluto, porque claramente estoy preocupada. Una parte de mi ser no quiere seguir sintiendo tales feelings, pero otra quiere e insiste en sentir mariposas en el estómago. Entonces no sé tampoco qué hacer. Tengo miedo, miedo de estar equivocada y que no sienta lo que yo.