lunes, 8 de enero de 2018

Cuerpo inmóvil


Ya comenzaba a caer la tarde en la ciudad de Seúl, sin embargo, el calor no dejaba de torturar a los habitantes que caminaban por las avenidas, quienes llevaban ropa ligera y botellas de agua para hidratarse. Cada uno de ellos se dirigían hacia los lugares que debían, algunos a sus casas, otros a sus trabajos, escuelas, universidades, o incluso centros de diversión. Pero justo en el centro del parque había un joven de cabello castaño claro. Estaba sentado en su banco preferido utilizando una playera y un pantalón largo con zapatillas oscuras. El calor no le preocupaba en lo absoluto, solo estaba allí para trabajar. Sí, para trabajar. El trabajo era lo único que le importaba allí y en la quebrá del ají. 

El muchacho de no más de 22 años llegó a un momento en el que le hipnotizó percibir la existencia de un cuerpo inmóvil frente a él. Entonces su rostro se adornó con una suave y pequeña sonrisa de orgullo y tranquilidad. “Gracias” manifestó en un tono de voz casi inaudible. Acababa de salvar el día laboral con aquel objeto.

Un minuto después, el veinteañero seguía observando el objeto hasta que una mujer con apariencia delicada se acercó al hombre hipnotizado. Ella parecía haberlo reconocido de algún lado. 

━¿Hola? ━Lo interrumpió y él levantó la mirada, todavía con una sonrisa adornando su pálido rostro.

━Dime ━respondió él cambiando radicalmente su expresión. El tono de su voz se convirtió en uno muy seco y serio.

Los dos comenzaron a conversar. Ellos habían sido compañeros de escuela cuando tenían apenas diez años. 

━Y cuéntame, ¿qué haces de tu vida ahora? ¿Estás trabajando? ━consultó con su voz tan suave que parecía estar endulzada con miel recién extraída.
━Soy rockero ━respondió en seco.

La muchacha lo miró sorprendida y por su mente pasó la idea de verlo vestir ropa típica de un rockero y luciendo el cabello largo y oscuro. ━¿De verdad eres rockero? ¿Tocas la guitarra, batería o cantas en una banda? ━questionó interesada.

━Junto rocas y las vendo. 

Se paró de la banca, tomó la roca que había estado observando desde hace un rato, la introdujo en su bolcillo derecho y se fue a casa. Su labor ese día había acabado.


2 comentarios:

  1. ¡Hola! Qué profesión de lo más curiosa, que me ha encantado el relato.Aunque mira que he visto en los viveros que venden piedritas (sin pintar nada, sólo piedras) y cobran bastante carito XD imagino que debe tener un dinerito como para vivir bien por lo menos XD

    ¡Un abrazo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Hola, hola, Roxana!
      Me alegra demasiado tenerte por aquí y me hace feliz que te haya encantado, KJSKLFS.
      Ah, y las piedras son un buen nicho de mercado, hay artesanos, de hecho, que hacen diseños hermosos en ellas.

      ¡Un abrazo para ti igual! <3

      Borrar